A sus 73 años, Joaquín Mesas Esteso sigue cruzando metas con la misma determinación con la que, según cuentan sus padres, corrió por primera vez con apenas nueve meses. Lo que empezó como una anécdota familiar se convirtió en una vida entera dedicada al atletismo: seis décadas ininterrumpidas de caminos de tierra, pistas de ceniza, obstáculos, veredas y podios.
De adolescente vivió el nacimiento del atletismo popular en España; más tarde compitió en la élite nacional defendiendo los colores del histórico Vallehermoso; y hoy, en categoría máster, continúa ampliando un palmarés que cualquier atleta profesional firmaría: medalla de oro europea de campo a través, podios internacionales, más de veinte medallas nacionales y presencia en campeonatos del mundo y de Europa.
En esta entrevista, Joaquín repasa su vida de corredor desde los primeros pasos en su pueblo hasta sus recientes éxitos internacionales. Habla sin grandilocuencias, pero con la serenidad de quien sabe que ha recorrido miles de kilómetros acompañado siempre por la misma compañera fiel: la pasión por correr.
ENTREVISTA A JOAQUÍN MESAS ESTESO
P: Joaquín, ¿Cómo fueron tus comienzos?
R: Me gusta empezar diciendo lo que me contaban mis padres: que a los siete meses andaba y a los nueve corría como un perdigón. Parece exagerado, pero era el preludio de lo que me esperaba en el futuro. Mi historia atlética empieza con mi primer pódium en el instituto, con 13 o 14 años, y acaba —si es que acaba— hace unos días en Madeira, en el Campeonato de Europa, ganando el bronce en 2000 obstáculos. En el primero me acompañaron J. Brox y un tal Saldaña; en el último, un ucraniano y Fervenza, otro español. Ahora tengo 73 años, así que llevo 60 años corriendo.
P: ¿Siempre fuiste mas de correr que de andar ?
R: Anduve poco, solo sabía correr. Dejé atrás miles de kilómetros. Empecé por un camino estrecho que poco a poco se ha hecho grande para los demás. Recordaré siempre los caminos, las veredas, siembras, viñas y barbechos: o sea, lo que es campo a través. Pero también las pistas de tierra y ceniza, los obstáculos, y el cariño y la paciencia que ahora recorren mis piernas. Cuando miro atrás, solo veo constancia, disciplina, tozudez y, sobre todo, empeño.
P: Has acumulado muchos trofeos. ¿Qué significan para ti?
R: Mis trofeos y medallas impresionan. Algunos son importantes, aunque todos tienen su valor. Más aún si sirven de ejemplo para los jóvenes, compañeros, amigos y mi familia. Tengo nietas, y alguna parece que quiere seguir mis pasos. Ni en mis mejores sueños podía imaginar lo que ocurre ahora: todo el mundo corre, compite… es normal. Antaño me decían que estaba loco porque solo corría yo. Luego se unieron J. Brox, Agustín Rosado y Garbancito, un chico raquítico al que las carreras siempre se le quedaban cortas.
P: ¿Cómo fueron aquellos primeros años compitiendo por la zona?
R: Entrenábamos y competíamos por pueblos cercanos; era fácil llegar o íbamos como podíamos, a veces corriendo. Gracias a los profesores de Educación Física corrimos en Cuenca, Albacete e incluso Alicante. Entonces me seleccionan con Cuenca para ir a un sector en Córdoba que ganamos, y nos clasificamos para ir al Nacional de San Sebastián. Siempre hablamos de campo a través, porque era lo que había entonces. Las populares llegaron más tarde. Tengo un trofeo donde pone “primer clasificado del primer maratón a Rus” y recuerdo uno donde entré de la mano de Agustín Rosado.
P: ¿Te hubiera gustado coincidir con algún atleta de aquella época?
R: Sí, con Dionisio, uno de los mejores corredores españoles de cross. Él me llevó por primera vez a Madrid a correr en las pistas del Real Madrid. Les conocían todos. Parece que no lo hice mal. Luego repetí en un cross en la Casa de Campo. También corrí en las pistas de la Fuensanta y Carlos Belmonte: 1500 y 5000, sin dejar el campo a través.
P: ¿Qué supuso para ti irte a estudiar fuera?
R: Con 16–17 años me fui a estudiar a Villarrobledo y competí por Albacete. Se amplían mucho las posibilidades: ya asistía a eventos provinciales, regionales y nacionales representando a la provincia. En Albacete se corrió la primera prueba casi popular por dentro de la ciudad. Decían que venía Mariano Haro, pero no le vi. Ganó Martín de Madrid, segundo Toribio de Alicante y yo, tercero por Albacete.
Asistí también a un homenaje a Mariano Haro en Palencia, tras Múnich. Estaban Bedford, Mamo Wolde, Franco Faba y Yifter, que le quitó el bronce al sprint. Creíamos que en esta le dejaría ganar… pero al entrar en La Balastera le hizo lo mismo. Yo no lo vi porque me sacarían un kilómetro.
En esos dos años en Villarrobledo muchas veces fui o volví al pueblo… corriendo.
P: ¿Cómo llegas a Madrid y al atletismo de élite?
R: Me fui a Madrid por estudios y allí fiché —con muchos problemas porque Albacete no quería soltarme— por uno de los mejores clubes de España: Vallehermoso. Y tuve al que creo que fue el mejor entrenador, Manuel Pascua. Era un sabio para mí. Me puso a entrenar con el grupo de chicas, que eran las mejores de España. Por amor propio terminaba las series cortas como podía. Yo siempre había hecho carrera continua, pero aquellos entrenamientos había que adaptarlos poco a poco.
El club competía en División de Honor y entrar era casi imposible, pero Pascua vio en mí un corredor duro, forjado en tierras de La Mancha. Me convirtió en titular indiscutible de 3000 obstáculos y suplente en 1500 y 5000.
P: ¿Cómo recuerdas tu preparación en esa etapa?
R: Se acabó el correr por correr. Todo estaba medido y controlado. A veces se doblaba. Llegué a hacer media hora de rodar y luego 30×300 con un minuto de recuperación; o rodaje y después 4×1000 bajando de 2:50. Bajé de nueve minutos en 3000 obstáculos, de cuatro minutos en 1500 y de 14:30 en 5000. Conseguí un bronce en un Campeonato de España en obstáculos en una carrera que ganó Mariano Haro. Representé a España en cross en París y competí en el Europeo de Belgrado, en el campo del Estrella Roja, con 60.000 espectadores. También se llenaban Vallehermoso, Serrahima o Anoeta en los campeonatos de España. Habré ido a 6–8.
P: ¿Por qué acaba tu etapa de alto nivel?
R: Cuando terminé de estudiar tenía 25 años y muy pocos podían vivir del atletismo. Llegaban Abascal, González, Menargues, Sánchez Vargas, Prieto, Fermín Cacho… Había que formar familia, trabajar, comprar una casa. Se acabó la competición. Seguía pegado al atletismo como entrenador nacional. En Madrid iba a todos sitios corriendo: al internado, a los entrenamientos… y si estaba muy cansado, me colaba en el metro (soy corredor de obstáculos).
Cometí errores, como correr el primer maratón de Madrid sin preparación. Fue la peor experiencia de mi vida deportiva: perdí la conciencia, llegué por inercia y estuve 20 días de baja. Nunca más maratones ni medias.
P: ¿Qué ocurre cuando te jubilas?
R: Tras casi 40 años, llegó la jubilación. Tenía más tiempo y fiché por A.A. Moratalaz, donde soy el atleta de más edad (que no el más viejo). Mi preparador es Pajarón y volví a competir en mis pruebas preferidas: obstáculos y cross, ahora 2000 obstáculos más bajitos y cross por parques. Pero en ligas hay que cubrir puntos: desde 800 hasta 5000, carreras de vallas, marcha, relevos… A estas edades se abre un abanico de posibilidades impensables antaño.
P: ¿Siguen compitiendo compañeros de tu época?
R: No. No encuentro corredores de antaño compitiendo. Pasa en toda Europa. Miro nombres y nada; sobre todo en medio fondo y en mi categoría M70. ¿Mira que si soy el único?
P: ¿Cuál ha sido el momento más grande de esta última etapa?
R: Ganar el oro en el Europeo de campo a través en Madrid. Cuando sonó el Himno Nacional me pasó la vida por delante: miles de carreras. Es lo más grande para un atleta. He ido a dos Mundiales y tres Europeos y conseguí un oro, una plata y tres bronces. En España, unos diez campeonatos y unas veinte medallas: vallas, 800, 1500, obstáculos, 4×400…
Ahora ganar o perder tiene otro valor. No depende solo del entrenamiento: es lo que el cuerpo te deja hacer. Mucho entrenamiento… te ganan. Poco entrenamiento… también te ganan. Hay que encontrar equilibrio.
P: ¿Qué mensaje te gustaría dejar?
R: Que sigan corriendo. Que se sientan libres. Por los caminos y veredas de España. Hasta que Dios quiera.
Gracias Joaquín por el tiempo que nos has dedicado para exponer tu vida deportiva en nuestro portal, eres un ejemplo de amor a la familia, al deporte y a tus amigos. Espero que por muchos años sigamos viéndonos "por los caminos y veredas de España".
UN FUERTE ABRAZO DE TUS COMPAÑEROS
C.A. SAN CLEMENTE
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