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CRÓNICA DE UN BUEN CORREDOR, GENEROSO AMIGO Y EXCELENTE PERSONA: VICENTE GONZÁLEZ JIMÉNEZ

           

          "Nací en Minaya, hace un porrón de años, por lo que soy minayero de nacimiento y sanclementeño de adopción. A san Clemente llegué a los veintitrés años, recién licenciado de la mili. Comencé a trabajar como empleado de comercio y con el tiempo me puse por mi cuenta. Me casé, tengo tres hijas y aquí estoy”. 

          

           Con estas palabras Vicente González Jiménez nos daba una reseña breve de su identidad.  Él, a sus setenta y algunos años, era uno de los participantes más veteranos del Circuito Provincial de Carreras Populares.   


          Su contacto con el deporte fue el de la mayoría de los muchachos de la época, el fútbol en las eras: “Eran aquellos partidos que les llamábamos del duro. Primero echábamos pies para hacer dos alineaciones, luego jugábamos y al final, los que ganaban, se repartían las cinco pesetas (el duro). No llegaba al real lo que nos podía alcanzar a cada uno, había domingos que se nos hacía de noche, echaríamos casi diez partidos”. 


          Los primeros pasos en el atletismo los da más tarde, a los treinta y dos años.   Todo empezó con Dionisio Castellanos, quien hoy es su socio. Así lo recuerda: “él trajo la afición. Formó parte del equipo militar que ganó el campeonato del Mundo y había sido campeón de España en el Trofeo Elola, el más prestigioso del campo a través. Procedía de la sección de atletismo del Real Madrid, por lo que  estaba al corriente de las técnicas de entrenamiento que entonces se llevaban”.  Enseguida nos puso a correr por los pinares del pueblo, esa zona que hay junto a la nacional 310. Allí, hacíamos, fondo y entrenamientos específicos tales como series y técnica de carrera. Para ello marcamos tres rutas diferentes”. Hace una pausa, parece que está meditando lo que va a decir. Al poco, afirma: “Es el mejor lugar del mundo para correr”. 



          A partir de entonces, el deporte del atletismo, empezó a ganar adeptos de forma escalonada, ya que hasta ese momento, no se tenía noticia de nadie que lo practicase en la población. El círculo deportivo se abrió rápidamente,  primero aprovechando competiciones locales en días festivos; luego  fue ensanchándose en torno a la provincia y más tarde a la región. A ello se debe que se le anime la voz al recordar esa etapa: “Se contaba en todas las competiciones con el Patronato de Deportes de San Clemente. “La fundó un maestro del Colegio (López de Haro), se llamaba Enrique Rever. Él me llamó, junto a otros corredores,  para que organizase la sección de Atletismo”. Vicente es una persona sosegada y tranquila, pero a partir de este momento, su narración se vuelve inquieta y rápida dando a entender que esos años los disfrutó enloquecidamente.  “Todos los fines de semana partía un autocar desde el pueblo lleno de atletas. Llegamos a salir a pruebas de carácter internacional como las de Sonseca y Quintanar de la Orden. Me confirmo la expectación que generaban los chavales de San Clemente en las competiciones. A continuación, serena el tono y anota: “Muchos domingos, por falta de espacio en el autocar, debían quedarse niños sin venir. A mí me daba pena verlos llorar”. Luego me refiere que en su comercio vendían los primeros materiales para atletismo en cuenca. “Cuando viajábamos, llevábamos encargos de zapatillas, mallas y equipaciones a otros clubes”.




          De aquellos años guarda una anécdota: Se trataba de una niña que ganó por primera vez la carrera del pavo de Cuenca. En aquella época el ganador de la prueba, de trofeo, recibía un pavo vivo. Sonríe al decirme: “Resultó que no se atrevieron a matarlo en su casa. De esta manera, al año siguiente, en el que también participó, viendo que iba la primera, esperó a la entrada en meta a que le adelantase la que venía en segunda posición; se acordaba de la tragedia del año anterior, por eso se  conformó con la segunda plaza. No obstante, “agarró” un jamón. 




         Seguimos conversando con amenidad. Vicente aprovecha para hacer unos estiramientos. Entonces, el corredor veterano desarrolla  su teoría acerca de, por qué el atletismo está actualmente en crisis en los niños. Él veía que lo escuchaba con atención, o mejor dicho, con una discreta sonrisa de asentimiento:   “Pues hombre, está muy claro, Están picados al fútbol sala y al tenis”. Descansa un instante y exhala un suspiro: “Ya sabes que, en los tiempos que corren,  lo del sacrificio está en baja”. 


         A propósito de estos primeros escarceos, (en este momento pasó a relatarme una de sus salidas que le marcó personalmente) la prueba más temible fue en Toledo. Todo el grupo de corredores estaban habituados a distancias cortas, siete u ocho kilómetros a lo máximo. Pero a la Ciudad Imperial acudimos,  en los primeros años de los ochenta, para afrontar veinte kilómetros. Vicente posee clara memoria del evento, de ahí que comente: “Fernando Fernández Gaitán y Ricardo Ortega eran los organizadores y nos invitaron por la amistad, que mantenían con Dionisio, trato que venía de la época del Real Madrid”. 




          El equipo lo componían, además de Vicente y Dionisio, José Casas, Joaquín Mesas y Agustín Rosado. Iban con el temor de no poder terminar la prueba. La sorpresa fue que quedaron los novenos  por equipos y Agustín fue el decimoprimero en atravesar la línea de meta, nada mal para el nivel que allí se dio. Se le alegra la voz al decir: “De regreso, nos trataban como héroes por el enorme trecho recorrido”


          Desde ese momento, se dedica al gran fondo. Me reconoce que su velocidad se ajusta más a las distancias largas que a las cortas. Por eso, para él, una de las pruebas que le gusta correr es la  “Hoz del Huécar”. También era asiduo al circuito de Albacete. Concerniente a esto, apunta: “Me iba muy bien, pues está formado por muchas medias maratones”. 


          La carrera es para Vicente González una especie de atracción que tira de él.  En relación a esto, le comento de investigaciones médicas que apuntan a que el hábito de correr estimula la liberación de endorfinas por parte del organismo, sustancias  similares a las de las drogas: Yo eso no lo sé, lo único que puedo decirte es que no puedo pasar una semana sin correr”, me comenta serio. Este corredor veterano siempre ha tenido el apoyo de su familia para llevar a cabo la actividad deportiva. Tanto su esposa Remedios, Como sus hijas, Lucía, Delia y Reme, siempre les ha parecido bien que su padre practique este deporte. Tocante a esto, puntualiza: “Únicamente mi mujer protesta cuando le llevo los trofeos. Me dice que no hay dónde ponerlos”. Una de sus tres hijas ha seguido su línea, esta es Lucía y está pugnando por que alguno de sus nietos, también se haga corredor.



           Nos toca despedirnos de Vicente González Jiménez, Este hombre de talla pequeña, pero de corazón grande (como corresponde a un buen corredor), un hombre que ha dado toda su vida deportiva al atletismo, que entrena tres días por semana, que acude regularmente a las competiciones populares, que fue campeón del Circuito Provincial de Cuenca en 2006 y que, por fin, ha visto recompensada esa dedicación en su pueblo de adopción, San Clemente, con el galardón en el 2007 como Mejor deportista del Año. Gracias a esta persona, existe el club de atletismo San Clemente, el ha sido el impulsor, el iniciador, el que generosamente ha puesto su tiempo, su dedicación, los viajes a Diputación, buscar colaboradores, pedir ayuda al los organismos, etc, etc, etc,

           Gracias por todo y enhorabuena, amigo Vicente.